Dr. Polioptro F. Martínez Austria

Director de la Cátedra UNESCO-UDLAP en Riesgos Hidrometeorológicos

polioptro.martinez@udlap.mx

El presupuesto 2019, aceptado recientemente por el Congreso de México, ha supuesto una reducción drástica a los capital de dos programas de gran importancia social: el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) y el Fondo de Prevención de Desastres Naturales (FOPREDEN).

El FONDEN pasó de 26,644 millones de pesos en el presupuesto 2018 a 3,644 millones de pesos en 2019, es afirmar, el presupuesto adecuado es ahora de sólo el 13.7% del preparatorio. Con este fondo es con el que se mitigan los enseres de los desastres naturales, tales como los producidos por terremotos, huracanes, inundaciones, sequías o deslizamientos de tierra.

La pregunta que surge inmediatamente, por lo tanto, es: ¿será suficiente esta cantidad? Para contestar a esta cuestión es conveniente mirar a las estadísticas en nuestro país. En primer término, se debe considerar que, de acuerdo con información de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción de Desastres, en la decenio 2005-2014 México se ubicó entre los diez países del mundo con el número longevo de desastres naturales, detrás sólo de países de mucho longevo zona como China, Estados Unidos o la India, o con stop fracción de exposición como Indonesia. De hecho, ocupó el octavo empleo como país con longevo número de desastres naturales.

A pesar de que los terremotos ocasionan un número elevado de decesos y daños materiales, en México los desastres naturales más frecuentes y costosos son los ocasionados por extremos climáticos. Por su ubicación geográfica, México está expuesto a huracanes provenientes tanto del Atlántico como del Pacífico, y su región septentrión sufre de sequías recurrentes y severas, entre otros fenómenos extremos.

Revisando las estadísticas nacionales, publicadas anualmente por el Centro Doméstico de Prevención de Desastres (CENAPRED), y considerando sólo los desastres ocasionados por extremos climáticos, se observa que desde el 2000 y hasta 2016 (las estadísticas de 2017 están sesgadas por los terremotos de ese año), sólo en los abriles 2000, 2001 y 2004 el costo de los daños causados por estos fenómenos ha sido inferior al presupuesto programado para el FONDEN en 2019. De hecho, desde 2005 el costo de los daños se ha venido incrementado, con títulos tan altos como 82,540 millones de pesos en 2010. Desde 2005, el año en que menores daños se han producido fue en 2006, con 4,370 millones de pesos, superior a lo presupuestado para este año. De presentarse desastres naturales de origen climático en el promedio de, digamos, los cinco abriles entre 2012 y 2016, se requerirán aproximadamente de 33,672 millones de pesos. Se puede afirmar, con un stop fracción de certidumbre, que el presupuesto del FONDEN para 2019 será insuficiente.

Ahora acertadamente, estos montos no representan sólo daños materiales. Se reflejan en el sufrimiento de miles de ciudadanos que, en presencia de los enseres de un desastre natural, no contarán con el apoyo del gobierno, o al menos con el apoyo oportuno, para mitigar los enseres en sus propiedades y actividades cotidianas. El FONDEN es –no sólo un útil crematístico– en ingenuidad una organización para disminuir el sufrimiento humano al que muchos, si no todos, estamos expuestos.

Una organización fundamental en la gobierno de los desastres naturales es la prevención. A ésta es a la que se dedican los capital del FOPREDEN, que se han conocido disminuidos de 350.938 a 180.938 millones de pesos, en 2018 y 2019, respectivamente. Es afirmar, se redujeron al 51.56% de su valencia preparatorio. Esto significará no contar con los necesarios sistemas de alertamiento temprano, mapas de peligro, comunicación a la población, entre muchas otras acciones que se verán disminuidas. El número de muertes ocasionadas por desastres de origen climático, en el periodo 2000-2016, no ha sido beocio a cien decesos anuales. La prevención es importante para disminuir los costos de los desastres naturales, pero es crucial para disminuir el número de las muertes que ocasionan.

Los especialistas en riesgos hidrometeorológicos tenemos el deber de puntualizar que, medidas como la adoptada por el Congreso de la Unión en el presupuesto 2019, incrementan la vulnerabilidad de muchos mexicanos en presencia de desastres de origen climático. Esperamos que reconsideren y puedan corregir en el futuro … y que, por el acertadamente de nuestros compatriotas, no sea la ingenuidad la que les obligue a hacerlo.