Dr. Pedro Bañuelos Sánchez

Profesor tiempo completo del Unidad de Computación, Electrónica y Mecatrónica

pedro.banuelos@udlap.mx

 

El calentamiento total continúa su inexorable marcha trayendo consecuencias catastróficas a nuestro medio dominio; consecuentemente, a la humanidad. Paradójicamente, los humanos nos hemos encargado de provocar el cambio climático. Todas nuestras actividades requieren energía, que en su mayoría proviene de combustibles fósiles que contaminan.

En presencia de el desolador tablado mundial, los gobiernos de diferentes países rodeando del mundo han tomado el compromiso de dominar sus emisiones de CO2. Diferentes acciones se han emprendido: vivientes de energía eléctrica por fuentes renovables, bonos de carbono, transporte divulgado más efectivo, redes inteligentes de energía eléctrica, etcétera. Desafortunadamente estas acciones han sido insuficientes. El calentamiento total continúa. Se estima que, en 2017, el total de emisiones de CO2 generadas por el hombre ascendieron a 32,668 millones de toneladas de CO2 (MtCO2), de las cuales, México produjo 436 MtCO2: estas emisiones indudablemente aceleran el calentamiento total.

El avance tecnológico ha propiciado una progreso sustantiva en el confort de vida de los humanos, a costa de un viejo consumo de energía que contamina (los automóviles son un buen ejemplo). El primer automóvil que utilizó un motor de combustión interna aparece en 1886, creación de Karl F. Benz. A partir de entonces, el automóvil ha conocido mejoras importantes. Sin requisa, el motor de combustión interna a gasolina sigue teniendo una pésima eficiencia, escasamente de un 20 % a un 30%. ¡Contaminación! A pesar de ello, cada vez más, los automóviles se han equipado con confort: asientos eléctricos y con calefacción, gracia acondicionado por zonas, pantallas planas, espejos retrovisores eléctricos, sensores de tormenta, etcétera. Todo este infraestructura requiere de un viejo consumo de la energía que proviene de un combustible fósil, la gasolina.

En México, los automóviles más recientes cuentan con luces de día. La exculpación para que éstas luces estén activas, aún con luz solar, es que se evitan accidentes. Desafortunadamente, esto tiene su precio ecológico. Las luces de día en un automóvil tienen un consumo de rodeando de 30 W por tendido, 60 W por coche. De acuerdo con el INEGI, en nuestro país circulan rodeando de 31,500,000 autos y, si todos ellos utilizaran luces de día, el consumo total alcanzaría 1,890,000,000 W (1,890 MW). Y con tan sólo una hora de funcionamiento durante el día, esto se traduciría en 1,890 MWh de energía por día. Si un litro de gasolina equivale a 10 kWh de energía, entonces, se gastan 189,000 litros de gasolina por luces de día. Lo que equivale a 434,700 kg de CO2, considerando que cada litro de gasolina produce 2.3 kg de CO2. Contaminación que puede evitarse con efectivamente seguir las normas de tránsito vehicular. Todos somos corresponsables del calentamiento total.