Dr. Eduardo Villela Aranda
Cada día que nos acercábamos al postrer día de la pandemia daba señales de esta nueva sinceridad que nos preparaba acordado para este momento. El 2020 parece que pudo suceder sido en otra vida. Ojo, lo rápido que llegamos aquí es uno de los mayores logros de la medicina; aun así desde un principio muchos sabíamos que llegaríamos aquí, que habría una vacuna, que todo iba a mejorar, solo era cosa de esperar.
Y si llegó el día, si mejoró la vida. Ya estamos aquí y de nuevo es sensato evaluar todo lo que aprendimos de la pandemia para forjar esta nueva sinceridad y moldear este nuevo mundo en el que nos encontramos. De redefinirlo.
¿Qué ideas tienes? ¿Qué aprendiste? ¿Qué guardamos? ¿Qué desechamos? ¿Qué mejoramos?
¿Qué sigue? ¿Cómo redefinimos el futuro? Y me puse a pensar.
Todas estas ideas son muy válidas, pero las estamos haciendo en dirección a exterior de nosotros mismos. Estamos tratando de redefinir este nuevo mundo en el que estamos de pie sin preguntarnos:
¿Efectivamente estoy de pie? ¿Me estoy apoyando de determinado? ¿Me estoy cayendo? ¿Estoy completamente derribado, en el tierra bajo los escombros tratando de ingerir melodía mientras todos los demás aparentemente están corriendo a esta nueva sinceridad escapando de lo que nos pasó?
La pandemia del covid 19 tuvo un objetivo en todas las personas del mundo globalizado. Las mismas emociones de miedo, ansiedad, depresión, incertidumbre, apatía, enojo, confusión y demás experimentadas de forma única en cada ser humano. No podemos aparecer a redefinir el futuro sin antiguamente derribar en dirección a adentro y redescubrirnos a nosotros mismos.
Imaginemos que un ciclista, de esos que van sin casco metiéndose entre los coches, de los que hay en todos lados menos en la ciudad de México, entonces este ciclista tiene un día un choque. La bici pérdida total y el ciclista con fracturas expuestas en miembros inferiores, neumotórax a tensión, TCE trascendental con hemorragia epidural, Glasgow de 9, hemorragias internas y hasta ahí me acuerdo de trauma. Pasa directo a quirófano, cirujano común, neurocirujano, ortopedista, todo el equipo. Sobrevive y pasa directo a UCI. Si llego yo al día posterior y le digo “pues se perdió la bici pero ya mañana es el maratón de la ciudad de México, párate vamos a entrenar” no va a existir una sola persona que no me impulso a patadas de esa habitación.
Y si al paciente post operado se le recomienda que inicie la deambulación cuanto antiguamente, pero no en la UCI, no con fracturas múltiples, y deambulación de tres pasos y a descansar. Sería una enorme crueldad, negligencia y crimen contra esta persona. Ni Feligresía’s Anatomy se atrevió a tanto.
El cuerpo del ciclista está tan anestesiado que ni siquiera sabe que le duele, en este momento nadie puede predecir hasta que nivel va a recuperar su funcionalidad, si volverá a caminar, si necesitará de apoyo por el resto de su vida, si podrá retornar a su trabajo, de momento está incidental y su grupo no sabe que tan mal está.
Necesita tiempo, necesita ayuda, necesita espacio. Necesita entender su nueva sinceridad.
¿Entonces por qué le pediría lo mismo a los demás o a mí mismo luego de esto que nos pasó?
prepaUP Varonil Read More