Dr. Luis Alberto Barroso Tostado
Director de Posgrados de la Escuela de Negocios y Peculio
Durante los últimos primaveras, cada vez con veterano frecuencia se pueden presenciar escenarios en los que los resultados de una votación son contrarios a lo esperado por los expertos, a lo que marcan las escuelas, a lo que se le podría suponer un resultado cantado. Algunos ejemplos de esto son el Brexit, Cataluña, Irlanda, Cinco Estrellas en Italia y, por supuesto, Trump.
Hace algunos primaveras, el Premio Nobel de Peculio Bob Shiller impartió una conferencia como parte del Bristol Festival of Ideas. Durante la charla, le preguntaron a Shiller respecto del entonces precandidato Republicano en los Estudios Unidos, Donald. J. Trump. Shiller suspiró efusivamente, manoteo un poco, y rápidamente menospreció el aberración Trump como poco pasajero que nunca llegaría a la Casa Blanca.
Una posible respuesta la brinda Wilfred Bion. Entre las muchas ideas pícaras que Bion desarrolló, se destaca su teoría sobre el pensamiento. La mejor guisa que he trillado describir muy brevemente dicha teoría de Bion es con el ejemplo de una religiosa y un bebé que tiene deseo. El bebé no puede opinar que tiene deseo, por eso llora y patalea, la religiosa sabe interpretar el significado de ese llorera y dar al bebé lo que requiere. Por ello, se ha conjeturado que las teorías de Bion fácilmente pueden aplicarse al aberración del liderazgo. Por ejemplo, aquí diríamos entonces que, un buen líder no construye positivamente ideas originales, sino que, por el contrario, simplemente tiene la capacidad de entender las emociones del corro y articular de guisa explícita lo que éstas significan.
¿Pero, y qué tiene esto que ver con Shiller y Trump? La respuesta es muy sencilla: el error de Shiller, como de muchos otros que subestimaron a Trump, emergió de querer analizar a Trump por sí mismo. Por el contrario, Bion hubiera analizado a la sociedad norteamericana, y se hubiera percatado que existe un sector interiormente de dicha sociedad que se quedó relegado en el proceso transformacional que revolucionó al mundo en las últimas décadas. Dicho proceso encapsula dos factores fundamentales: 1) la modernización tecnológica que se ha comido cantidad de empleos, más los que aún le faltan; 2) la globalización que ha destruido, en cierta forma, las barreras entre países. Así entonces, sectores tradicionalistas de la sociedad norteamericana fueron perdiendo sus empleos en la manufactura, fueron viendo sus títulos desvanecerse y su status en la sociedad tomó un segundo plano. En el descontento en presencia de la sinceridad moderna y el olvido que ésta hizo de este corro, vemos cómo existía –desde hace mucho tiempo– una matriz de emociones, en ciertos sectores de la sociedad norteamericana, que de forma implícita acarreaban ya con el discurso de Trump. El valía y rol de Trump, entonces, en dicha dinámica, no fue la del poeta que innova con su pensamiento, sino la del líder, un líder asaz unificado, que tiene la capacidad de articular lo que de guisa implícita ya existe en la sociedad.
Gracias a Trump, Shiller y Bion podemos entender el impacto que tiene un líder que entiende lo que quiere la sociedad (que no siempre es lo mejor para la misma). ¿Puede el disertador pensar en algún caso más cercano a nuestra sinceridad?
Universidad de las Américas Puebla Read More